“Desde el punto de vista filosófico la religión creada por Choe Je-u es interesante porque combina diversos factores de las distintas doctrinas a las que estuvo expuesto durante su vida”.

Por Álvaro Trigo Maldonado

Donghak, que podríamos traducir como enseñanza del Este, fue originalmente una religión que durante ciertas etapas de la historia también tuvo importantes implicaciones políticas en Corea. De hecho, el nombre de Donghak suele asociarse más frecuentemente a las revueltas de campesinos de finales del siglo XIX que a su dimensión religiosa. En la actualidad la religión de Donghak sigue existiendo bajo el nombre de Chondogyo, una religión con cientos de miles de seguidores en las dos Coreas. En este artículo hablaré de la figura intelectual responsable de su aparición.

El fundador de Dongak, Choe Je-u (1824-1864) nació en una época de gran inestabilidad política e incertidumbre para Corea. Los gobiernos del siglo XIX en Corea se caracterizaron por monarquías débiles. Los reyes accedían al trono a edades tempranas y los aristócratas trataban de imponer sus facciones para dominar el poder político. Las intrigas de la corte y las luchas por el poder alejaban a los aristócratas de conseguir un gobierno eficiente. El entorno personal de Choe Je-u también era inestable en varios aspectos. A pesar de que su padre fue un intelectual respetado no consiguió asegurarse un cargo de funcionario del estado por pertenecer a una familia alienada del poder político. Perdió a dos esposas con las cuáles no tuvo ningún hijo que heredase su linaje. Finalmente, a la edad de sesenta años tuvo un hijo con una mujer viuda. El hecho de ser hijo de una viuda marcaría la vida de Choe Je-u impidiéndole optar a los exámenes para convertirse en un funcionario del estado. Sin embargo, gracias a su padre pudo tener una educación confuciana tradicional formándose como intelectual.

Podría decirse que la vida social de Choe Je-u durante sus años de juventud fue un fracaso, ya que no consiguió mantener a su familia de manera satisfactoria. Comenzó enseñando a los niños del lugar, sin embargo pronto se dio cuenta de que odiaba ese estilo de vida y por otra parte también carecía de habilidades para la agricultura. Probó suerte en varios negocios sin éxito y acabó deambulando por diferentes tierras en busca de su lugar dentro de la rígida jerarquía social coreana. Durante esta experiencia pudo observar la miseria y desesperación del pueblo en aquella época, causada por la opresión de una administración corrupta que cobraba impuestos demasiado altos al campesinado y también por diversos desastres naturales como inundaciones y epidemias. Sin lugar a dudas lo aprendido durante estos años se reflejaría más tarde en su doctrina. De hecho, conviene recordar que el nombre Je-u significa “salvar a los ignorantes” y fue un nombre que se dio a sí mismo y que describiría su vocación como líder religioso más tarde, antes de eso su nombre era Choe Sŏn.

No fue hasta 1860 que Choe Je-u tuvo una revelación divina que cambiaría drásticamente el rumbo de su vida. A partir de entonces hizo de su misión expandir las enseñanzas de “la senda divina” o Chondo. Sus enseñanzas del Este o Donghak se oponían de una forma clara a las enseñanzas occidentales o Sohak, que era el nombre por el que se conocía al catolicismo que se estaba propagando de forma clandestina por Corea pese a la represión del gobierno de Joseon. Por tanto, en cierta medida el surgimiento de Donghak no fue solo una reacción a factores internos del país o al descontento de Choe Je-u con su posición marginal en la sociedad sino una reacción también a factores externos. La Corea neoconfuciana de la dinastía Joseon tenía una cosmovisión sinocéntrica en la que China ocupaba el lugar de mayor importancia y era considerada el centro de toda civilización. Este sistema comenzó a tambalearse cuando China perdió la primera guerra del Opio frente a los británicos en 1842. El hecho impensable de que China saliera derrotada y tuviera que hacer concesiones y negociar con bárbaros occidentales tuvo un impacto en la mentalidad coreana. El propio Choe Je-u dijo:

“Los occidentales siempre salen victoriosos en las batallas. No puedo sino preocuparme y pensar que si el mundo Oriental fuera conquistado, Corea también caería. ¿Cómo podríamos encontrar una forma de proteger la nación y asegurar la paz?[1]”

Desde el punto de vista filosófico la religión creada por Choe Je-u es interesante porque combina diversos factores de las distintas doctrinas a las que estuvo expuesto durante su vida. En primer lugar hay claras influencias de su formación confuciana, esto puede verse por ejemplo en su uso del concepto de las cinco relaciones sociales (entre padre e hijo, rey y súbdito, marido y esposa, mayor y menor, y entre amigo y amigo). Además hay influencias de conceptos del budismo y el taoísmo como por ejemplo la limpieza del corazón y de la suciedad moral. La religión proponía la encarnación de Dios en el ser humano a través de la práctica de distintas virtudes. Entre los más desfavorecidos esto tenía éxito porque además de propugnar la igualdad entre seres humanos, la doctrina prometía beneficios ya en propia vida terrenal a diferencia de otras creencias. Este motivo quizás influyó en que la nueva religión tuviese una rápida expansión en Corea.

Donghak incorporó también una serie de elementos característicos del chamanismo. No se puede saber a ciencia cierta hasta qué punto Choe Je-u con su educación confuciana creía en ellos pero no cabe duda de que tenían una gran importancia para las supersticiosas clases bajas coreanas. Elementos que surgen como influencia del chamanismo son: el talismán (Yeongbu), la fórmula mágica (Jumun) y las danzas con espadas y cantos utilizados para curar enfermedades y proteger del invasor occidental. El Jumun o encantamiento se realizaba tomando un papel y trazando en él un talismán o bujeok y memorizando un encantamiento. Este papel era quemado y las cenizas debían beberse diluidas en agua para lograr el efecto deseado.

Tan solo cinco años tras tener su revelación, Choe Je-u fue finalmente arrestado por las autoridades y ejecutado junto a otros discípulos convirtiéndose en un mártir de su religión. Las autoridades no podían permitir la difusión de su mensaje igualitario contrario a la estricta jerarquía social establecida en base a la filosofía neoconfuciana. Sin embargo lejos de morir, la religión de Donghak continúo su expansión y las enseñanzas de Choe Je-u fueron recopiladas y publicadas tras su muerte. Décadas más tarde la religión sería protagonista de revueltas campesinas que buscaban una mejora en las condiciones de vida del campesinado. Los creyentes de esta religión también jugarían un papel clave en la organización del movimiento del primero de marzo en 1919 contra el gobierno colonial japonés en Corea. Pese a ser una religión minoritaria, se estima que hoy en día varios millones de personas continúan creyendo y practicando el Chondogyo. El edificio de su sede central, localizado en el barrio de Gyeongun en Seúl y construido durante el periodo colonial constituye sin lugar a dudas otro símbolo que ha pasado a formar parte del característico paisaje de la capital coreana.

[1] Traducción del inglés de la cita de: Beirne, Paul: Su-un and His World of Symbols: The Founder of Korea’s First Indigenous Religion. Ashgate, 2009. Página 17